The Good

Entrevistas, Parques administrados

Todas las pistas del Durazno en un día. Travesía The Good: «Durazno all in»

The Good es una comunidad de pedaleo, donde su principal objetivo es incentivar a otros a sumarse a este deporte. En esta entrevista nos cuentan sobre su expedición por RKF El Durazno, donde realizaron todas las pistas del parque en un solo día.

 

The Good nace como un proyecto de una tienda con una cafetería incorporada. “Cuando entrabas a una tienda de bici, tenía olor a café, que era la idea inicial. Al desarrollarla, tratamos de darle un sentido diferente”, sostiene Tomás Baeza, fundador de The Good.

En sus comienzos, para atraer gente a la tienda, los fundadores de The Good – Tomás junto a Sebastián Fresno y Álvaro Quintanilla- empezaron a organizar eventos y activaciones de salida, las que con el tiempo empezaron a ser muy concurridas. “Se sumó un nuevo rider que no tenía mucho espacio en las tiendas, ya que antes estas estaban dirigidas para los más profesionales. Las salidas empezaron a ser exitosas, y empezamos a recorrer distintos lugares del país. Fuimos a Rancagua, a Pichidangui, a Matanzas, a Los Andes, y así fuimos armando una comunidad en torno a la tienda y las salidas”.

Por pandemia la tienda ya se cerró, pero quedó la comunidad, a la que es asociada la marca. “Fue una pandemia para empujarnos y decirnos que esto no se acaba”.

¿Cómo se puede ser parte de The Good?

Hay distintas formas para ser parte de esta comunidad. Por un lado, están los eventos abiertos, que son comunicados por sus redes sociales (@thegoodcl). Por otro, se encuentra la membresía, lo que da comunicación directa y distintos beneficios.

Hay grupos que hacen gravel, otros enduro, grupos de e-bike, grupos virtuales, para todos los gustos. “Algo que ha pasado mucho es que personas que no tenían partner de pedaleo, se han sumado a The Good y se han hecho amigos. Al final el que nos contacta, nos busca un poco por eso”.

Previo a la travesía

Tomás, actualmente único socio de The Good, junto a Marcos Elgueta y Eduar Pérez, de la comunidad, realizaron la travesía del Durazno all in (todas las pistas del Durazno en un solo día). Marcos usó una e-bike que asiste poco, parecidas a las normales, Tomás también, pero apagada, y Eduar iba en bicicleta normal. Regularon las bicicletas para que duraran todo el día, lo que hizo que fueran asistiendo muy poco. Tomás la apagó apenas partieron pues el ruido molestaba para conversar y pedaleando era muy similar a la asistencia que llevaban.

“A mí me gusta mucho pedalear, y en general no son muchos los que me acompañan en estas cosas. Eduar empezó a motivarse hace un tiempo, hicimos un par de pedaleos largos, y Marcos siempre apaña a todas, y un día Eduar me dice “he ido al Durazno una vez y conozco dos pistas”. En la conversa salió la idea de ir y hacerlas todas en un día”, cuenta.

Tomás, que conoce todas las pistas de RKF El Durazno, nunca las había hecho todas juntas.  “Una cosa es querer hacer esta travesía, y otra muy distinta es entender que son 68 kilómetros y son 3.100 metros de ascenso, que no cualquiera puede hacerlo, y hoy con los días más cortos es más complicado. Metimos las rutas a Strava, nos asustamos con los números, pero yo sabía que con paciencia lo podíamos lograr”.

Durazno “all in”

El cálculo se hizo para 6 horas efectivas (6 horas de pedaleo). “Creí que si llegábamos a las 8 am estaríamos listos a las 2 pm, pero se me fueron un par de detalles”.

Partieron a las 8 am, «con un frío horrible, fue de las mañanas más heladas”. Para la primera vuelta, la subida la hicieron por Santuario, subida que se darían cuenta más adelante que les “pasó la cuenta”. Durante todo el primer tramo, en 2 horas, hicieron solo dos bajadas. “Se nos alargó mucho. Íbamos a cumplir 3 horas y no habíamos hecho ni 3 bajadas”.

A las dos de la tarde, la hora que tenían pensado terminar, ¿cuántas bajadas habían hecho?

“Yo creo que como la mitad.  Me acuerdo que tipo 12 dije, chao el horario. El horario que había pensado ya fue. Las primeras 3 horas fueron poco productivas en número de bajadas, solo 2 de 17. Esto de llevar tan poco en mucho tiempo fue abrumador”.

Luego vino la Buitrera donde se fueron encontrando con más gente, haciéndolo más dinámico. “Esto fue hasta tipo 13:30 horas, después el Durazno se fue vaciando, y esa parte fue más fome. Preferíamos que el parque estuviera lleno, porque vas viendo gente, los vas pasando, te van pasando, vas escuchando conversaciones”.

A la cuarta vuelta a Tomás se le acabó el agua, lo que significó volver a la administración, sumando 20 minutos más a la travesía. Ya en la cuarta Buitrera, tuvieron que hacer las pistas bajas, planificadas para hacer al final, para ir a buscar agua.

¿Cómo fue el tema del alimento y la hidratación?

“De agua y comida íbamos bien cargados, en eso yo tengo harta experiencia de carreras largas. Fue lo que más pensé que no podíamos fallar, porque una deshidratación nos embarra el día y nos puede dejar botados. Además, un tema que lo había pensado es que hasta las 3 horas vas bajando perfecto, pero de ahí para adelante, uno generalmente no anda en estos parques con tanto tiempo encima del cuerpo, empiezas a agarrar vuelo, pero los reflejos ya no empiezan a ser iguales. Entonces la alimentación y la hidratación es importante para la energía”.

Marcos llevó barritas de proteína, una bolsa de maní con pasas, unas bolistas de frutos secos, y alfajor “para el doble del tiempo que teníamos”, ríe.

Eduar llevó tallarines. Él sacaba sus tallarines y los comía. “Fue muy inteligente de su parte” comentan Marcos y Tomás.

Y Tomás llevó frutos secos. Solo llevó eso, lo que al final terminó aburriéndolo y hostigándolo. El error estuvo en que creyó que terminarían antes de las 14:00 horas.

Cerca de las 17:15 horas estaban terminando. “Se alargó el paseo”. Además, antes de partir las bajadas hacían una pausa, algo que definitivamente deben mejorar ya que “ahí se te van 15 minutos muy rápido, y terminas haciendo 7 horas efectivas, pero con 9 o 10 total. Esas 3 horas las puedes hacer de manera mucho más eficiente”, dice Tomás.

Lo más difícil

Durante el trayecto no hubo ninguna caída ni falla mecánica, y para el final del día, los tres riders fueron bajando rápido y sintiéndose bien. “No terminamos el día paseando por cumplir, que era algo que yo tenía miedo”, dice Tomás.

En todo el trayecto, nunca conversaron sobre parar, y “creo que esa fue la clave”. Sin embargo, sí hubo momentos en los que la vieron difícil. «Cuando fuimos a buscar el agua, esa subida que fue la quinta creo, fue la peor. Aparte que subimos todos separados».

Para Tomás, la quinta subida fue la más difícil, “me la sufrí”. Cuenta que no quería abortar la misión, pero veía difícil hacer tres subidas más, ya que su cuerpo iba muy cansado. “Además, me mandé una embarrada. Llevé frutos secos y unos snacks de frutos secos. El tema es que a la mitad del día estaba apestado de los frutos secos, y ya no podía comer. Ni siquiera tenía la entretención, ni la preocupación de comer. Esa subida fue en modo de avión. Igual, en esa subida, como El Durazno ya estaba vacío, escuché un Carpinterito, y eso fue algo bueno de estar solo, y me dio ánimos”.

Por su parte, Marcos, asegura que su peor momento “fue la segunda subida, porque iba desorganizado con las comidas y con el agua. Después me empecé a ordenar y empezó a fluir todo mucho mejor, sin hambre y mentalizado no más. Me faltaba ponerme los tiempos entre comida y agua, se me pasaba un rato y tenía hambre y mi cabeza y mente iban bajoneando”.

Los mejores momentos

Para Tomas, sin duda, “la última Buitrera marca un triunfo, porque después lo demás era todo corto. Ya sabíamos que lo habíamos logrado y que habíamos pasado las bajadas más difíciles. Lo de abajo iba a salir sí o sí”.

La última bajada larga fue Starwars con Cactus, la que disfrutaron mucho, especialmente Tomás, quien asegura que esa pista es “inmejorable, es de mis preferidas del Durazno. Lo disfruté mucho”.

¿Cómo se despertaron al día siguiente?

“Mucho mejor de lo que esperábamos. Como un día normal”, comentan ambos.

Mensajes para la comunidad

“Lo que buscamos en The Good es motivar a otros, e incentivar a más gente y que esté comprometida con la bici. No se si este mismo tipo de desafíos, pero incentivar a que las personas se despierten y quieran ir a la Buitrera en vez de quedarse acostados. Andar en bici siempre es mejor para todos”, comenta Tomás. “El otro día, un miembro de la comunidad hizo 3 buitreras, y me dijo que estaba entrenando para hacerlas todas. Esa es la idea, incentivar”.

“Y como consejo, les digo a todos que es algo que hay que planificar, pensar bien la comida, el agua, estudiar los senderos. Perderse en el cerro es peligroso. Hay que mantener todo en un rango de seguridad muy importante. Hay que tener paciencia y conocer el cuerpo”, agrega.

Marcos, por su parte comenta que “hay que irse tranquilo, y pensar en durar todo el día. Hay que cuidarse a uno mismo y cuidar la bici. Andar conservador. Pensar no en las primeras tres bajadas, sino que pensar en la última”.

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